Retrato de un dobermann, realizado con la técnica de la acuarela. Siendo niña, un dobermann se acercó a nuestra casa. Era una hembra, y llevaba atada una cuerda al cuello. Estaba abandonada, y yo tuve auténtico terror al verla, y odié a mi hermano David, por pasarse una dia entero, intentando acercarse a ella, con un bistec crudo en la mano. Al final, pudo mas el hambre, que el miedo que nos tenia, y comió de su mano. La llamamos Cora, y fué mi perra fiel y noble donde las haya. Nunca la olvidaré, ni dejaré de sentir este nudo en el cuello, cuando la recuerdo. Ella me enséñó, que las apariencias engañan. Cora, sempre t´estimaré!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario